La madrileña Aldesa está en el centro de la polémica. Esta
constructora española fue la responsable de construir el libramiento Paso
Exprés en la carretera Ciudad de México-Cuernavaca, donde un socavón causó la
muerte de dos personas que circulaban por la vía el pasado 12 de julio. La
empresa fundada en 1969 a partir de la compra de una modesta constructora de
toda la vida, Excavaciones Santamaría, creció al calor del boom de las
infraestructuras en España y llegó a colocarse en el exclusivo club de las constructoras
con más de 1.000 millones de facturación.
Aldesa competía por la obra civil, residencial, renovables o
proyectos industriales, y no le faltaban referencias de la Administración
Central, de las principales comunidades autónomas o de clientes privados. Con
sede en Madrid y creada por el empresario Antonio Fernández Rubio, era una de
las habituales en otros rincones de España, especialmente en Andalucía. Hoy son
sus cinco hijos quienes ocupan puestos en la primera línea de gestión, bajo la
presidencia de uno de ellos, Alejandro Fernández Ruiz, licenciado en Económicas
y Empresariales, forjado junto al padre en muy diversos puestos de
responsabilidad desde 1998.
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La irrupción de la crisis aceleró el proceso de salida al
exterior al tiempo que iba mermando la cifra de negocios. Aldesa facturó 785
millones de dólares en 2014, elevó la suma a 1.000 millones de dólares en 2015
y cerró 2016 con 986 millones, con el 56% en México y solo un 20% en España. En
el mismo periodo, el resultado bruto de explotación ha saltado de 94 millones a
106 millones de dólares, con un margen que ronda el 10%, y una plantilla de
2.600 empleados. El pequeño beneficio al final de 2016 fue de 4 millones de
dólares.
El listado de principales constructoras españolas está
liderado por las seis grandes cotizadas (ACS, Ferrovial, Acciona, FCC, Sacyr y
OHL) y a continuación venían pugnando por ganar posiciones Isolux, actualmente
en suspensión de pagos, la mermada Comsa y la propia Aldesa. Esta última, como prácticamente
todo el sector de la obra civil en España, se vio afectada durante la recesión
por importantes proyectos fallidos, lo que fue motivando recortes de empleo.
Tiene paralizada, por falta de presupuesto, una de las
mayores obras licitadas en los últimos años por la Junta de Andalucía, los
túneles de la SE-40 en Sevilla. También estuvo junto a Acciona, Comsa, Begar o
Elecnor entre las adjudicatarias de obra en el megaproyecto de la Ciudad de la
Justicia de Madrid, que acabó congelado por la sequía de fondos públicos.
La sombra de la corrupción arrojó dudas sobre las prácticas
de la compañía, que figuró con FCC, Sacyr, OHL, Isolux, Azvi, Sando, Copasa,
Copisa, Urazca, Rubau o Hispánica, entre otras, en la investigación por
presunta financiación ilegal al Partido Popular, que hoy gobierna España con
Mariano Rajoy al frente. Pese al escándalo en 2013, Aldesa fue capaz de colocar
bonos un año después por 291 millones de dólares. Fue con la promesa de una
alta rentabilidad ( high yield), que cristalizó en un interés del 7,25% hasta
2021. Lo más granado de la banca, JP Morgan, Santander, Sabadell, Bankia,
CaixaBank y BBVA, trabajaron en la emisión de deuda con esta constructora
mediana, con presencia principalmente en España y México.
Aldesa tiene paralizada, por falta de presupuesto, una de
las mayores obras licitadas en los últimos años por la Junta de Andalucía
Y es que, ante la escasez de obra en un mercado maduro en
infraestructuras y empobrecido por la crisis económica como era España, decidió
el salto a América y encontró un filón de oportunidades en México. En el país
norteamericano ha llegado a pugnar por contratos en la gran obra del momento,
la construcción del nuevo aeropuerto internacional Ciudad de México, y vio cómo
se retiraba por el ajuste presupuestario de 2015 el proyecto del Tren
México-Querétaro. Filiales como Aldesem y la especialista en túneles Proacon
han conseguido proyectos como el tramo más extenso de la supercarretera
Durango-Mazatlán o la construcción de la terminal 2 del Aeropuerto
Internacional de San José del Cabo.
Acaba de completar el hotel H10 Riviera Paradise en Playa
del Carmen (cuatro edificios con un total de 696 habitaciones) y ejecuta la
terminal 4 del aeropuerto internacional de Cancún o la remodelación del
aeródromo de Chihuahua, entre otras obras. Además de su faceta de constructora,
la madrileña saca partido a su experiencia en renovables y figura entre las
ganadoras en subastas eléctricas para producir y vender energía a través de
Aldesa Energías Renovables.
El grupo ha intentado generar negocio en Estados Unidos, ha
llegado a ganar obras en países de compleja entrada como Noruega y protagonizó
aventuras exóticas, como la formación de un consorcio para optar a los 1.800
kilómetros de la línea ferroviaria de alta velocidad entre Bombay y Calcuta, en
India.
El peso del negocio internacional ha alcanzado el 60% sobre
sus ingresos totales, con presencia activa en México, Perú, Guatemala, Polonia,
Rumanía e India.
La empresa dice de sí misma que “la clave del éxito radica
en la eficaz gestión de cada línea de negocio, que se basa en una adecuada
selección en la contratación de obras, la gestión eficiente de los plazos y la
búsqueda continua de mejoras en el proceso”. También resalta la búsqueda de
países en los que ejecutar “proyectos singulares de forma integral,
aprovechando las sinergias generadas por las distintas divisiones que conforman
el grupo”.
A día de hoy más mexicana que española, el socavón en el
Paso Exprés supone una grave brecha en la reputación de esta empresa española
salvada de la crisis por trasladarse a América.